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Debemos tener cuidado de extraer de una experiencia solamente la sabiduría que contiene, y detenernos; no seamos como el gato que se sienta sobre la estufa caliente.

Nunca volverá a sentarse sobre una estufa caliente (y eso está bien); pero tampoco volverá a sentarse sobre una fría.

Mark Twain

domingo, abril 23, 2006 

No reprima sus sentimientos

En la vida laboral aparentemente el unico que tiene derecho de expresar sus emociones y sentimientos de maner abierta es el jefe y entre mas alto se encuentre en la organizaciòn con mas fuerzas lo puede hacer y en especial si es el dueño. Sin embargo para aquellos que no tiene esa ventaja las consecuencias son devastadoras para su salud tanto fisica como mental, el siguiente articulo explica porque:
No reservarse las emociones para uno mismo, no reprimir los sentimientos y, claro, decir la verdad, parecen ser la clave para conseguir llevar una vida con mejores condiciones de salud. Bueno, lo que yo creo es que esa es una de las causas que te pueden llevar a tener una mejor calidad de vida, vivir con menos estrés y tener más dificil el caer en una depresión. Investigadores alemanes aseguran que aparentar pasarlo bien en el trabajo es causa segura de enfermedad. Este humor alemán… A lo que sin duda se refieren, en tono más serios, es que la gente que se dedica a trabajos de cara al público corren mayores riesgos de caer enfermos por estos motivos, ya que es sabido que, de cara al público todo son buenas maneras y caras felices, aunque el propio público sea un verdadero depredador sicológico.

“Cada vez que una persona está forzada a reprimir sus sentimientos verdaderos, hay consecuencias negativas para su salud”, asegura el Professor Dieter Zapf, investigador de las emociones humanas. Se planteó un curioso experimento, en el cual se juntó un grupo de personas en una sala simulando un centro de llamadas. Los clientes estaban preparados para abusar, literalmente, de los operadores. Mientras, el grupo se dividió en dos partes, una que estaba autorizada para contestar libremente a los clientes y otra que tenía prohibido la contestación libre, y debía mostrarse siempre alegre y servicial. De la experiencia, lo que se sacó fue que los que podían “contestar” mostraban aceleración cardíaca breve después de colgar el teléfono, pero para quien se tuvo que mantener amable, el cabreo (léase, aceleración cardíaca), se prolongaba en el tiempo. Yo, particularmente, no entiendo que esto se pueda considerar algo nuevo. ¿Acaso no sabemos todos lo a gusto que nos quedamos al decir las verdades a la cara? Yo por lo menos me quedo más ancho que largo, ¿o no es cierto?

Fuente: Anonimo