Nunca volverá a sentarse sobre una estufa caliente (y eso está bien); pero tampoco volverá a sentarse sobre una fría. |
Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito, buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subir se topó con una puerta semi abierta, lentamente entró en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta de que dentro de ese cuarto había mil perritos más observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los mil perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y les ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los mil perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él. Cuando salió del cuarto se quedo pensando: ¡Qué lugar tan agradable! ¡Voy a venir más seguido a visitarlo!
Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio. Pero a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros mil se sintió amenazado, ya que lo estaban mirando de una manera agresiva. Posteriormente empezó a gruñir; obviamente, vio como los mil perritos le ladraron también a él. Cuando este perrito salió del cuarto pensó: ¡Qué lugar tan horrible es éste! ¡Nunca más volveré a entrar aquí!
En el frente de la casa había un viejo letrero que decía: “La casa de los mil espejos.
No eres responsable de la cara que tienes, eres responsable de la cara que pones. Todos los rostros del mundo son espejos... Decide cual rostro llevarás por dentro y ése será el que mostrarás”.
Existe en una empresa de cuyo nombre no quiero acordarme, un vendedor que a base de mucho esfuerzo logró transformarse en el que mayor volumen de ventas vendía. Con el correr del tiempo fue solidificando su posición dentro de la empresa y al ver que esta crecía de año en año se atrevió a pedir un reconocimiento que inmediatamente le fue otorgado.
Con el tiempo sus exigencias se fueron haciendo cada vez más intransigentes hasta que debió recurrir a la amenaza para intentar lograr un "reconocimiento extra" como lo llamaba y que a estas alturas consideraba un derecho.
- Si no aceptan mis demandas, renunciaré y me iré a la competencia...
Tanto fue el cántaro al agua, que al final se rompió; así nuestro vendedor de marras se encontró en la oficina del gerente de la competencia ofreciendo sus servicios con " cartera de clientes ". Siempre consideró que sus clientes eran su propiedad privada y su capital y por tanto era su arma poderosa en esta negociación.
El gerente en cuestión accedió a revisar la cartera de clientes antes de decidirse a contratarlo, y aunque tenía antecedentes de lo buen vendedor que era nuestro héroe, quería cerciorarse de algunos detalles.
Pronto lo citó para definir la situación y se refirió a él en los siguientes términos:
- De verdad ha estado atendiendo a la mayoría de los clientes importantes y obviamente es resultado de su esfuerzo, sin embargo solo puedo conservar en su cartera el 20% de sus clientes si Ud., desea pertenecer a nuestra empresa.
- ¿Me puede explicar?- exclamó sorprendido el vendedor.
- Como Ud., comprenderá, sería injusto quitarle a mis vendedores la atención de clientes que por años han estado atendiendo para dárselos a Ud., que viene recién llegando. Entiendo que en su empresa anterior tuviera derecho a atenderlos pero en esta empresa los derechos pertenecen a quienes por años han trabajado con ellos.
Solo se le permitiría conservar los clientes que a la sazón no estaban siendo cubiertos por los vendedores de la nueva empresa; nuestro vendedor comprendió que ello equivalía a empezar de nuevo:
¡su soberbia lo había enceguecido hasta el punto de haberlo perdido todo!.
Se ha preguntado alguna vez porque algunas personas manejan mejor ciertas situaciones incomodas y obtienen en ellas buenos resultados?
Sencillamente estas personas han aprendido a utilizar la asertividad como elemento fundamental de su que hacer cotidiano.
Buscando en la red conseguí el concepto que creo es el que mejor expresa el sentido mas fundamental de la palabra "asertividad": definiendola como aquella habilidad personal que nos permite expresar sentimientos, opiniones y pensamientos, en el momento oportuno, de la forma adecuada y sin negar ni desconsiderar los derechos de los demás. En la práctica, esto se traduce en:
1. Expresar sentimientos y deseos positivos y negativos de una forma eficaz, sin negar o menospreciar los derechos de los demás y sin crear o sentir vergüenza.
2. Discriminar entre la aserción, la agresión y la pasividad.
3. Discriminar las ocasiones en que la expresión personal es importante y adecuada.
4. Defenderse, sin agresión o pasividad, frente a la conducta poco cooperadora, apropiada o razonable de los demás.
La asertividad tien su asidero en una serie de decalogos denominados derechos asertivos los cuales presento a continuaciòn:
1. Derecho a tener y a cambiar de opinión.
2. Derecho a tomar decisiones propias.
3. Derecho a cometer errores, y por tanto a decidir, aun a costa de equivocarse.
4. Derecho a ser tratado con respeto.
5. Derecho a decir NO y no sentirse culpable por ello.
6. Derecho a hacer menos de lo que humanamente eres capaz de hacer.
7. Derecho a tomarse tiempo para tranquilizarse y pensar.
8. Derecho a tener y expresar los propios sentimientos.
9. Derecho a pedir información.
10. Derecho a sentirse bien consigo mismo.
11. Derecho a poder reclamar los propios derechos.
Comience a practicar estos principios y vera que esta habilidad cada ves le permitira obtener mejores resultados en su vida laboral y personal.
La interacción asertiva ideal es aquella en la que los participantes acaban sintiéndose mejor que antes.
S. Neiger y E. Fullerton
Hoy estuve leyendo un articulo sobre la necesidad de romper paradigmas en un libro de Ernest Dichter, ¿Es ud. un buen Gerente? de ediciones McGraw Hill. Se dice que una compañía de construcción en Rusia ahorro US $ 1.000.000 de