Debemos tener cuidado de extraer de una experiencia solamente la sabiduría que contiene, y detenernos; no seamos como el gato que se sienta sobre la estufa caliente.

Nunca volverá a sentarse sobre una estufa caliente (y eso está bien); pero tampoco volverá a sentarse sobre una fría.

Mark Twain

viernes, diciembre 30, 2005 

Feliz Año 2006

Bien, hoy es el penúltimo día del año 2005, quiero expresar para aquellas personas que han tenido la gentileza de ver mi Blog, a mis amigos, familiares y alumnos mis mas sinceros deseos para que en próximo venidero año 2006, todas sus expectativas se hagan realidad con paz, amor y sobre todo mucha salud, para enfrentar los retos que el nuevo año nos trae.

 

Las Cinco Tentaciones de un Gerente

Ayer termine de volver a leer un libro que compre hace algunos años titulado “Las Cinco Tentaciones de un Gerente” de Patrick Lencioni, Editorial Norma y les confieso que no me cansa de leerlo, dado que considero que su contenido es bastante reflexivo. He aquì un pequeño resumen : Para el auto de este libro “Ser gerente en una organización es uno de los retos mas difíciles que una persona puede enfrentar en su carrera profesional, aunque no es complicado” Para él, los gerentes fracasan en algún momento de sus vidas debido a que sucumben a lo que ha llamado las “ cinco tentaciones”. 1. Anteponer la posición a los resultados: Los gerentes deben juzgar su éxito personal y profesional a la luz de los resultados del renglón utilidades de la empresa. La preocupación acentuada de juzgar su éxito en términos de avance profesional y no del desempeño actual los hace susceptibles a esta primera tentación, así como la necesidad continua del reconocimiento de los demás. En el plano profesional el éxito de la organización y el éxito personal es uno solo 2. Anteponer la popularidad a la necesidad de exigir cuentas: Es maravillosos que un gerente se interese por sus subalternos inmediatos como seres humanos, siempre y cuando que pueda establecer una distinción entre el éxito de esas relaciones y el sentido de realización personal de esas personas. Cuando se tienen amigos cercanos como subalternos inmediatos, la rendición de cuentas en la organización puede peligrar. La mas mininita renuencia a exigir a alguien en estas condiciones respuestas por su comportamiento y sus resultados, puede generar ( y de hecho así es) un alud de reacciones en otras personas que perciben una señal de inequidad o favoritismo. Por ultimo nunca pero nunca utilice a sus subalternos para “desahogarse” (ejemplo comentar su frustración con algunos empleados, jefes, políticas de la organización, etc.). 3. Anteponer la certeza a la claridad: La precisión intelectual es necesaria e importante en todo momento, pero cuando se manifiesta para formar debates innecesarios acerca de las minucias, puede ser señal de problemas serios. Estos debates lo que hacen es perder tiempo, desgastar a los participantes y hace perder la credibilidad muy rápido a quien los genera. 4. Anteponer la armonía al conflicto productivo: Las reuniones deben ser agotadoras por lo apasionante y critico en sus deliberaciones. El conflicto productivo debe permitir el fluir y análisis de ideas en forma libre y concreta. 5. Anteponer la invulnerabilidad a la confianza: A nadie le agrada reconocer sus errores; pero hay personas que sencillamente detestan hacerlo. Lo gerentes de verdad, no sienten mengua alguna en su imagen, cuando se equivocan, saben quienes son , reconocen que lo importante son los resultados de la organización y no la apariencia de la inteligencia. Tampoco cometen el error de buscar momentos simbólicos para reconocer sus debilidades, ya que esto refuerza la creencia de que no esta dispuesto a poner sus verdaderas debilidades sobre la mesa. Para vencer esta tentación es preciso soportar un cierto grado de dolor y temor.

martes, diciembre 27, 2005 

Los conoces?

Dentro de mis anotaciones consegui este articulo desarrollado por El Dr. Felix Socorro (Conferencista, Magister Scientiarum en Ciencias Gerenciales, mención Recursos Humanos, Especialista en Gerencia, mención Gestión de Negocios.) denominado la Gerencia Bizarra , su contenido me ha parecido interesante porque estoy seguro que muchos de nosotros hemos tenido que convivir y aguantar a muchos "bizarros y bizarras" en nuestro que hacer laboral y me alegra saber que existe una metodologìa que los identifica y los enfrenta a lo que debe ser y no a lo que ellos quieren hacer. Le envie un correo al Dr Felix Socorro solicitando su visto bueno para publicar en mi blog su articulo pero no he recibido su respuesta, si embargo no aguante la necesidad de compartir este concepto con Uds y decidì publicarlo.
Difrutenlo
He aquí un compendio de pasos que deberá seguir de manera natural y espontánea para lograr con éxito que su negocio fracase: 1. Contrate solamente a personas allegadas, amigas o familiares, no se preocupe por el perfil profesional ni por la experiencia, total, eso se aprende. 2. Olvídese de poseer un tabulador salarial, eso solo quita tiempo y esfuerzo porque al final los sueldos los determina usted. 3. No haga distinciones en el sueldo, remunere a todos por igual y de la manera más económica posible, base su criterio en "economía de guerra" 4. No se preocupe por el personal, existen bastantes profesionales desempleados que trabajarían por la mitad de lo que usted les paga. Si no le gustan sus políticas que renuncien. 5. No de más beneficios de los que le obliga la ley (y si puede invente alguna excusa para no darlos), recuerde que el sueldo que usted paga es suficiente para subsistir. 6. Haga saber a su personal que trabajar en su empresa es un privilegio y recalque la tasa actual de desempleo constantemente. 7. Búrlese de las ideas o propuestas que le ofrezca el personal eso le hará entender que usted es el único que piensa. 8. Aclare que su empresa es única y que las decisiones que la afecten las toma usted. 9. Cuando necesite recortar gastos lo primero que debe hacer es recortar la plantilla de personal, principalmente el de base, esa gente es la que menos trabaja. 10. Deje que su personal sepa que usted está haciendo compras e inversiones millonarias en bienes y servicios, así entenderán que es obvio que no pueda mejorarles el sueldo ni los beneficios ¡no tiene dinero para ello! 11. Exija hasta lo imposible a todos sus empleados, pero eso sí, no de más de lo que les corresponde y si puede dé menos. 12. Evite que las personas crezcan y si lo hacen páguele menos de lo que ganaba quien ocupaba su cargo, ¡hay que ahorrar! 13. Desestime la importancia de los niveles de responsabilidad y las personas que lo ocupan, si es posible hágalo en público, así quedará claro que el único que manda es usted. 14. Preocúpese exclusivamente de mejorar el área donde usted trabaja, dótese de equipos, mobiliarios y demás artículos de muy buena calidad y apariencia, Ud. se lo merece, pero no traslade este concepto a las demás dependencias, sería costoso y la gente no aprecia tales detalles. 15. Mantenga a la gente en tensión, que piensen que en cualquier momento usted los piensa despedir, hable de esa posibilidad en voz alta para que todo el que pueda lo escuche, eso favorece el clima en las organizaciones. 16. Restrinja todo lo que pueda, absolutamente todo, así la gente aprenderá a apreciar y utilizar las herramientas que usted les dé. 17. Gaste más de lo que le ingresa al negocio y manéjelo como si fuese su caja chica, usted es el dueño, ¿no? 18. No planifique ¿quién le dijo que usted era adivino para saber qué es lo que va a pasar? 19. Maltrate a sus clientes, hay muchos y aunque no les guste tendrán que volver a usted. 20. Desestime a la competencia, ¿cómo podrían compararse con su negocio? 21. No aplique técnicas, tendencias, teorías ni modelos gerenciales de ningún tipo, esas son sólo patrañas para vender libros y cursos. Nadie sabe más de su negocio que usted. 22. Cuando alguien cometa un error hágalo sentir culpable, magnifique la falta y castíguelo en público. 23. Publicite lo que usted cree que vende, no lo que usted en realidad vende. 24. No se preocupe por hacer estudios de clima organizacional, si la gente se sintiera mal ya se habría ido. 25. No escuche a sus empleados y desconfíe de sus criterios y opiniones, ¡qué pueden saber ellos! 26. No lea absolutamente ninguno de los párrafos que siguen a continuación, probablemente ya usted sabe su contenido y no aprenderá nada nuevo. Desde hace algunos años es muy común observar libros, cursos o conferencias donde se listan una serie de pasos para lograr importantes mejoras en las empresas y también en las personas. Los ejemplos sobran, desde como ser un buen empleado, como automotivarse, cómo ser un empresario exitoso hasta convertirse en un gerente coach. Se habla de cambios de paradigmas y la visión del mundo empresarial y cómo algunas empresas, al poner en practicas las sugerencias, se han consolidado como líderes en su ramo. Pero aún cuando se posee tanta literatura y tantos ejemplos de éxito, en Latinoamérica y en otras regiones del mundo pareciera que la información no ha sido asimilada, todavía existen empresarios cuya orientación pone de manifiesto su desinterés por lograr mejoras en sus organizaciones y por ende en las personas que en ellas trabajan. Es por todo lo anterior que surge la Gerencia Bizarra, ejemplificada en todos los pasos que se listaron anteriormente y entendiéndose ésta como la versión invertida de lo que significa el correcto desempeño de quienes lideran a las organizaciones, pues existe la posibilidad de que al enfrentarlos con las practicas erróneas, desde una perspectiva contraria al señalamiento y la censura, se genere en ellos un pensamiento reflexivo que induzca su interés por realizar cambios en la manera de gerenciar el negocio y esto beneficie al conjunto. De acuerdo al diccionario la palabra Bizarro significa valiente, generoso o espléndido; pero suele asociársele con la acción de utilizar una palabra para decir lo inverso a ella, por ejemplo, entender la palabra "bueno" como algo que es "malo" y viceversa. El mundo bizarro de supermán en los comics es otra muestra de ello y, como hecho curioso, la misma palabra bizarro se asocia con algo malo aún cuando su significado es exactamente lo opuesto. La Gerencia Bizarra es una herramienta de choque cuya metodología se orienta a facilitar detección de la presencia de acciones, conductas, lineamientos o cualquier elemento contrario al deber ser de la gerencia contemporánea desde un punto de vista personal o en conjunto haciendo uso de planteamientos inversos. La Gerencia Bizarra se basa en un principio de la psicología que señala la incapacidad del cerebro humano de reconocer la palabra "no" como un comando que inhiba una acción, un ejemplo de ello es el siguiente: No piense en una manzana… ¿qué fue lo primero que pasó por su mente? ¡Una manzana! Es por ello que al estudiar el comportamiento gerencial de la manera tradicional como se ha hecho hasta ahora surgen una serie de interrogantes que la costumbre impide responder: Si se le explica a los gerentes que la gente es el capital más importante ¿por qué es lo primero que desestiman? ¿Por qué es tan común la orden "no gaste" termine por impulsar a la gente al consumo? Es interesante observar como a lo largo de la historia, mitos y leyendas, existen ejemplos singulares de la tendencia a realizar aquello que se prohibe o se niega, quizás el más conocido es la historia de Adán y Eva donde de manera expresa se les ordeno no comer del árbol del bien y del mal y fue lo que hicieron. A Hitler se le recomendó no atacar dos flancos a la vez ¡y lo hizo! cambiando así el curso de la segunda guerra mundial. Sin pretender abordar el tema anterior en detalle, por lo extenso que resultaría, parece obvio imaginar que es probable que al enfrentar al gerente a un comando contrario a lo que se espera de él (en un escenario donde la norma es conocida), su reacción se incline a cuestionarlo, pues subconscientemente reconocerá que el mismo es opuesto al deber ser.
Si se duda de lo antes comentado basta con responder lo siguiente: ¿qué experimentó al leer los 26 pasos listados? ¿Coincidió plenamente con ellos o sintió rechazo? Al leerlos, ¿identificó a individuos que se asemejan a tales afirmaciones? De ser así ¿Cuál es su apreciación de esas personas?. He ahí la respuesta.
Pero identificar a terceros no es lo único que se experimenta al utilizar la Gerencia Bizarra como herramienta, el comportamiento individual suele reflejarse en su contenido facilitando la observación inmediata de las desviaciones que se poseen en el ejercicio gerencial. Evidentemente, no es posible el uso de la Gerencia Bizarra como herramienta en todos los escenarios, por lo que su aplicación debe responder a una planificación consciente y orientarse a un resultado específico que origine una mejora en un área en particular o varia de ellas, pues el abuso de su enfoque podría a desvirtuar los valores y relajar la norma lográndose lo inverso a lo que se espera obtener, o sea, un resultado bizarro . Pero someter a los dueños de empresas o gerentes, cuya actitud resulta opuesta al deber ser, a esas experiencias de shock que plantea la Gerencia Bizarra no garantiza los cambios necesarios para mejorar las condiciones generales de la organización y el trato de su gente, pues, como toda herramienta, dependerá de la capacidad de reflexión e interés que posea el individuo para asimilar lo que se intenta alcanzar con ella. Finalmente es necesario comentar que resulta contradictorio que justamente ahora cuando más se sabe del comportamiento humano, de sus expectativas, competencias y valor, todavía existan actitudes gerenciales contrarias a ese conocimiento y, peor aún, que tales comportamientos o estilos se consideren normales en ciertos casos, asumiéndose con resignación que así es la empresa y no se puede hacer nada al respecto. La Gerencia Bizarra es una herramienta que puede contribuir al cambio, logrando agregar valor a través del uso consciente y planificado del antivalor. Dr. Félix Socorro

lunes, diciembre 26, 2005 

Fabula

Una tortuga y una liebre siempre discutían sobre quién era más rápida. Para dirimir el argumento, decidieron correr una carrera. Eligieron una ruta y comenzaron la competencia. La liebre arrancó a toda velocidad y corrió enérgicamente durante algún tiempo. Luego, al ver que llevaba mucha ventaja, decidió sentarse bajo un árbol para descansar un rato, recuperar fuerzas y luego continuar su marcha. Pero pronto se durmió. La tortuga, que andaba con paso lento, la alcanzó, la superó y terminó primera, declarándose vencedora indiscutible. Moraleja: Los lentos y estables ganan la carrera. Pero la historia no termina aquí: la liebre, decepcionada tras haber perdido, hizo un examen de conciencia y reconoció sus errores. Descubrió que había perdido la carrera por ser presumida y descuidada. Si no hubiera dado tantas cosas por supuestas, nunca la hubiesen vencido. Entonces, desafió a la tortuga a una nueva competencia. Esta vez, la liebre corrió de principio a fin y su triunfo fue evidente. Moraleja: Los rápidos y tenaces vencen a los lentos y estables. Pero la historia tampoco termina aquí: Tras ser derrotada, la tortuga reflexionó detenidamente y llegó a la conclusión de que no había forma de ganarle a la liebre en velocidad. Como estaba planteada la carrera, ella siempre perdería. Por eso, desafió nuevamente a la liebre, pero propuso correr sobre una ruta ligeramente diferente. La liebre aceptó y corrió a toda velocidad, hasta que se encontró en su camino con un ancho río. Mientras la liebre, que no sabía nadar, se preguntaba "¿qué hago ahora?", la tortuga nadó hasta la otra orilla, continuó a su paso y terminó en primer lugar. Moraleja: Quienes identifican su ventaja competitiva (saber nadar) y cambian el entorno para aprovecharla, llegan primeros. Pero la historia tampoco termina aquí: el tiempo pasó, y tanto compartieron la liebre y la tortuga, que terminaron haciéndose buenas amigas. Ambas reconocieron que eran buenas competidoras y decidieron repetir la última carrera, pero esta vez corriendo en equipo. En la primera parte, la liebre cargó a la tortuga hasta llegar al río. Allí, la tortuga atravesó el río con la liebre sobre su caparazón y, sobre la orilla de enfrente, la liebre cargó nuevamente a la tortuga hasta la meta. Como alcanzaron la línea de llegada en un tiempo récord, sintieron una mayor satisfacción que aquella que habían experimentado en sus logros individuales. Moraleja: Es bueno ser individualmente brillante y tener fuertes capacidades personales. Pero, a menos que seamos capaces de trabajar con otras personas y potenciar recíprocamente las habilidades de cada uno, no seremos completamente efectivos. Siempre existirán situaciones para las cuales no estamos preparados y que otras personas pueden enfrentar mejor. La liebre y la tortuga también aprendieron otra lección vital: cuando dejamos de competir contra un rival y comenzamos a competir contra una situación, complementamos capacidades, compensamos defectos, potenciamos nuestros recursos... y obtenemos mejores resultados! Fuente: Newsletter Eduardo Press Consultores

domingo, diciembre 25, 2005 

Peter Drucker 1909 - 2005

Peter Drucker murio el 11 de Noviembre del año en curso, considerado el padre de la gerencia moderna, dejo un legado que perdurara por los tiempo. A continuaciòn reproduzco quizas sea la ultima entrevista que concedio antes de su muerte. Los sucesos mundiales recientes -desde los atentados terroristas y la guerra en Irak, hasta el desgaste de los organismos supranacionales y la debacle corporativa- tienen, aparentemente, un protagonista preponderante. ¿Los Estados Unidos siguen marcando el ritmo de la economía en el mundo? El dominio de los Estados Unidos ha terminado. La economía mundial se organiza, lentamente, pero con firmeza, en torno a una serie de bloques consolidados e importantes: las uniones económicas. Estos bloques cambian las relaciones de poder entre regiones y países, entre miembros y no miembros. ¿Por qué? Porque son muy similares a los estados-nación que surgieron en el siglo XVIII: hacia adentro, partidarios del libre comercio, pero fuertemente proteccionistas puertas afuera. La Unión Europea es un ejemplo avanzado. El TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) se mueve a una velocidad sorprendente. No es un fenómeno nuevo que las empresas norteamericanas se trasladen a México, sí lo es la rapidez con que las empresas mejicanas se están instalando en el sur de los Estados Unidos. También es interesante observar que aunque el TLCAN aparece como un bloque económico dominado por los Estados Unidos, Canadá controla, proporcionalmente, más empresas en los Estados Unidos que las que capitales estadounidenses controlan en Canadá. Como se ve, las relaciones de poder no son unidimensionales. Por ejemplo, en defensa propia contra la tríada de América del Norte, el MERCOSUR debería, a mi criterio, integrarse más estrechamente con Brasil. Y, en este análisis de posiciones relativas, no se puede ignorar el peso de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) con China como miembro dominante, y tampoco puede soslayarse el peso de las tres economías isleñas -Japón, el Reino Unido y Australia-, que no forman parte de ninguna de estas uniones y están debatiendo a cuál integrarse. Usted asigna particular relevancia a algunos países dentro de cada bloque. ¿Podría delinear el perfil de China, por ejemplo? En China hay dos economías. Por un lado, la que mueven los 400 millones de habitantes que viven sobre la costa que podríamos llamar desarrollada, desde el extremo norte hasta Guangzhou. Por otro, la que dominan innumerables empresas estatales ineficientes, que deben reconvertirse para volverse rentables. Pero hay un factor que limita su reconversión: son el principal empleador en vastas regiones de un país con un alto nivel de desempleo. Se calcula que entre 150 y 200 millones de campesinos no encuentran empleos en las ciudades. No es un problema nuevo para China. Desde mediados del siglo XVII, con una sola excepción en el siglo XX, cada migración de campesinos terminó en rebelión. Queda por verse si podrá resolver los enormes desafíos sociales que afrontan. Si no lo hace, es posible que, en cinco o seis años, vuelva a parecerse a la China dividida en distritos regionales semiautónomos de la década de los 20, a la que sólo podía mantener unida el ejército. A la inversa, las ciudades de la India han absorbido una cantidad de desempleados similar a la que no logra ubicar China. La diferencia está en que mientras China tiene una fuerza laboral dedicada a la producción, bien capacitada y altamente disciplinada, la India posee una enorme fuerza laboral dedicada al conocimiento. Bajo el dominio británico, en la India se crearon universidades y escuelas técnicas de primer nivel; ese es el motivo por el cual hoy tiene uno de los mejores sistemas de educación técnica superior del mundo. El Instituto de Tecnología de la India es de vanguardia, al igual que la Universidad Técnica de Ciencias Informáticas de Bangalore, probablemente la mejor en su tipo. Con tantos ingenieros, médicos y físicos bien educados y formados, que ya no necesitan emigrar para encontrar un buen empleo, la India se está convirtiendo en un verdadero centro de conocimiento. Cabe esperar que crezca con mayor rapidez que China, y es factible que, en los próximos años, se convierta en la estrella, a medida que la economía de la información se transforme en el motor del crecimiento global. Mencionó a Brasil como eje de su bloque, ¿qué lo distingue? Brasil ha desarrollado —y creo que de manera extraordinaria— grupos de líderes ejecutivos que no sólo le han permitido al país construir empresas nacionales, con un estilo de gestión y calidad de primer nivel, sino también un mercado nacional unificado que lo posiciona con fuerza en la economía mundial, aun cuando todavía quede por definirse exactamente su perfil. ¿Y cuál cree que será el perfil de Rusia? Rusia es un enigma. En la actualidad, es un país subdesarrollado. Después de décadas de planificación, la economía es excesivamente ineficiente y no está integrada. Puede convertirse en motor económico de la región, pero también en eje de conflictos. El rumbo que tome Rusia en los próximos años es un factor tan importante como imprevisible. Advierte señales de peligro en los Estados Unidos? Sin duda. El déficit del gobierno es elevado y sigue creciendo. El índice de ahorro, extremadamente bajo, no cubre las necesidades de inversión de la industria norteamericana, lo que implica una deuda externa creciente en la propia moneda. Hablando de deuda y riesgo, vale la pena tener en cuenta que la mayoría de los poseedores de títulos del gobierno estadounidense son japoneses. Y si hubiera algún indicio negativo, podrían decidir vender sus posesiones en bloque, amplificando el impacto del factor desencadenante. Esta situación es, de por sí, inestable. Como justificación, desde Washington se suele decir que el déficit del gobierno norteamericano -provocado, básicamente, por los gastos de defensa- es el déficit del mundo libre. Porque si el resto de los países desarrollados puede mantener sus presupuestos de defensa como porcentaje del ingreso nacional en menos de la mitad que el de los Estados Unidos, es gracias a la intervención estadounidense en Irak,Afganistán o Corea, que les garantiza protección. Un argumento de corte político, reforzado por la tdoctrina Bush, que compromete a los Estados Unidos -de manera ilimitada y amplia- como policía del mundo. Esta es una auténtica debilidad. Otro peligro, aunque menos dramático, es la tendencia en las empresas estadounidenses a tomar deuda de corto plazo para financiar inversiones de largo plazo. Para confirmarla, basta observar su conducta en los últimos 15 años. Esta tendencia es una fuente potencial de problemas en un ciclo desfavorable. Una recesión, aunque fuera mínima, podría generar una crisis de liquidez y extenderla al conjunto de los países desarrollados. Y el problema del desempleo, ¿cómo cree que evolucionará? Para los Estados Unidos, ahora ronda el 5 por ciento. La teoría económica indica que si cae por debajo de ese nivel se generan presiones inflacionistas, algo que la realidad ha validado. No obstante, el análisis de la cuestión no se debe agotar en los números. Veamos un caso. Un proveedor estadounidense de repuestos y accesorios para la industria aeroespacial entró a mi programa de management para ejecutivos hace 30 años. Tenía alrededor de 6.000 empleados: 5.500 en la planta y 500 en las oficinas. Su negocio se ha triplicado desde entonces. Tiene la misma cantidad de empleados, aunque ahora en el taller de la planta sólo trabajan 485 personas. Antes, el personal se ocupaba de cambiar el programa de las máquinas; ahora, el proceso está informatizado. Antes, cada plataforma controlaba una única línea de productos; hoy, entre seis y nueve, también desde un ordenador. Porque cambió la tecnología. Sí, pero la modificación en el empleo y en la organización de la producción fue resultado del cambio en la fuerza laboral, no sólo del cambio de tecnología. Cada vez más personas estudian dos años y son especialistas en informática. Cada vez hay más gente con educación superior y habilidades especiales, y la remuneración que pretenden es cada vez más alta. También el porcentaje de mujeres en todos los niveles de la organización ha crecido enormemente; y sin provocar trastornos. Precisamente porque en los Estados Unidos la política laboral es muy flexible. En Europa, en cambio, existe una enorme rigidez, tanto en la relación formación-oportunidad como en el desarrollo de carrera. El sistema de aprendizaje alemán, en otros tiempos considerado una maravilla, terminó por anquilosarse. Una persona que estudió, trabajó, se especializó y adquirió experiencia práctica en banca de inversión, por ejemplo, difícilmente consiga un puesto acorde con su capacidad y trayectoria en un banco comercial. Ese sistema de enseñanza, que sirvió de base al surgimiento de la industria alemana del siglo XIX, hoy es un cuello de botella. En cambio, la flexibilidad del sistema estadounidense es un activo importante. Permitió desarrollar ofertas de aprendizaje múltiples e independientes. Algo crucial en el medio y largo plazo, dado que el eje de la fuerza laboral se traslada del trabajo calificado al trabajo del conocimiento. Un trabajo que exige flexibilidad y capacidad para seguir aprendiendo. El aprendizaje continuo está implícito en el trabajo del conocimiento. En cambio, después de tres años de formación, un operario calificado ha aprendido todo lo que necesita saber porque las habilidades cambian lentamente. Si Sócrates resucitara y quisiera retomar su oficio de modesto escultor picapedrero, no tendría que aprender nada nuevo. Esa habilidad no ha cambiado demasiado desde entonces. Hablando de cambio, durante los últimos 50 años han aparecido y desaparecido, modas mediante, numerosas prácticas de gestión.¿Cuáles son los principios que perduran? En primer lugar, las tres dimensiones del management: el mercado de los productos y servicios, el mercado de los puestos de trabajo y el mercado del dinero, o mercado de capitales. Para lograr el éxito, el rendimiento debe ser excelente en todas y cada una de esas dimensiones. Además del carácter concomitante de esos tres mercados, hay que considerar el legado de cada gestión. Si quienes toman la posta en la dirección de una empresa fracasan, es porque fracasaron sus antecesores. Por ejemplo, el ejecutivo estadounidense más admirado hace 30 años era Harold S. Geenen, el hombre que convirtió a IT&T, por entonces una empresa de telecomunicaciones con operaciones en América latina, en un conglomerado global —compró 350 empresas en 80 países—, con negocios tan diversos como Avis Rent-a-Car, los hoteles Sheraton, Aetna Finance, Hartford Insurance y la constructora Levitt & Sons. Creo que Geenen fracasó porque después de su jubilación empezó la debacle de ese emporio diversificado que había creado. Sus sucesores no tuvieron otra salida que desmantelarlo. Nada sorprendente, a mi criterio, ya que no había desarrollado un verdadero estilo de gestión. Por el contrario, se limitó a tomar decisiones desde una perspectiva exclusivamente financiera. Otras constantes de la buena administración se resumen en preguntas. La primera es ¿qué necesitamos hacer?, como contrapartida de ¿qué queremos hacer? Vale como ejemplo la historia del presidente de los Estados Unidos Harry Truman. No tenía la más mínima experiencia en administración y se convirtió en uno de los presidentes más eficaces de la historia norteamericana. Como era un demócrata activo y leal, tras la ruina de su empresa en el marco de la recesión posterior a la Primera Guerra Mundial, el partido lo propuso como candidato a integrar la Corte de Justicia municipal. Terminó incorporado al alto tribunal de Jackson. Cuando, años más tarde, se produjo una vacante en el Senado, poco seductora para los políticos de carrera, el partido se la ofreció. En lugar de ocupar el puesto como algo temporal, Truman decidió tomarlo como el empuje inicial de su carrera política. Todavía un peso liviano", en 1944 fue elegido por el presidente Roosevelt para que lo acompañara en la fórmula como candidato a vicepresidente. Pero, 82 días después de jurar, en abril de 1945, la inesperada muerte de Roosevelt lo convirtió en presidente de los Estados Unidos y, tres meses después, asistió a la Conferencia de Postdam, junto a Stalin y Churchill, en los que fueron, según su propia confesión, los días más desalentadores de su vida. Sus interlocutores lo superaban y no podía entender una palabra de lo que planteaban. Su único interés hasta entonces había sido la política doméstica. De vuelta en los Estados Unidos, guardó en un cajón sus aspiraciones personales y se preguntó "¿qué debo hacer?. La respuesta era obvia: asignarle prioridad a la política exterior. A partir de ese momento, durante dos horas, cada mañana, recibía al secretario de Estado, primero, y al secretario de Defensa después, para que le sirvieran de tutores mientras aprendía todo lo que debía saber de relaciones exteriores y política internacional. Su gestión tuvo éxito porque se preguntó qué debía hacer, aunque siempre lamentó no haber podido revivir el New Deal, que era, en realidad, lo que quería hacer. Una vez definido lo que se debe hacer, llega el momento de determinar qué tareas prioritarias son compatibles con nuestras fortalezas y tenemos que afrontar, y cuáles debemos delegar o abandonar. Concentrarse en esta pregunta hizo que Jack Welch fuera tan efectivo durante tanto tiempo como presidente ejecutivo de General Electric. Cada cinco años se la reformulaba. Durante cada período subsiguiente, buscaba las respuestas junto a sus dos hombres de confianza: el responsable de relaciones humanas y el director de finanzas. Su prioridad fue enfocarse en las fortalezas de GE, que se había expandido en las direcciones más variadas, y decidir qué negocios debía preservar y de cuáles debía deshacerse. En el segundo período quinquenal se concentró en recuperar el posicionamiento internacional de GE, desdibujado por su predecesor en la década de los 50. En consecuencia, durante el lustro siguiente se dedicó a convertir a GE en la empresa más importante del mundo en su industria. Esa perseverancia es clave. Casi en paralelo se impone reflexionar sobre la definición del negocio; o sea, responder a la pregunta ¿cuál debería ser nuestro negocio? No es fácil de responder. Tomemos el caso de una empresa que se convirtió en una importante compañía de servicios porque sus directivos decidieron concentrarse en instituciones sin ánimo de lucro: hospitales, escuelas, dependencias gubernamentales. Después de un debate intenso y prolongado sobre sus actividades centrales, los factores de los que dependía su rendimiento y los que explicaban que sus resultados se hubieran multiplicado por nueve en 20 años, vieron que su principal negocio era el desarrollo y la formación, pero de aquellas personas que dirigen los hospitales o las escuelas, y no del personal médico o académico, aun cuando representara el 60 por ciento del total. Es una empresa que actualmente tiene operaciones en los Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá y Japón. Tan importante como decidir qué hacer es decidir qué dejar de hacer. Nadie puede hacer algo nuevo sin abandonar el ayer. Si uno observa con atención la conducta empresaria, advierte que un considerable número de organizaciones sigue exigiéndole a su mejor gente que mantenga vivo el pasado. Los líderes eficaces lo dejan morir. No es fácil, pero sólo así se puede crecer. Y el crecimiento impone otro desafío: llegar al punto de equilibrio entre los recursos existentes y la sangre nueva. Si los puestos más altos que genera el crecimiento se cubren con incorporaciones, será muy difícil retener a la gente con gran potencial que ya está en la empresa. También es cierto que, sin renovación, la organización se convertirá muy rápido en pueblerina. Es verdad que muchas empresas se apegan a un pasado de éxito, pero también es cierto que otras procuran adaptarse al cambio, y algunas tratan de anticiparlo. En realidad, tratar de anticipar el cambio es un juego perdido. Las posibilidades de salir airoso son bajas. La verdadera opción es convertirse en agente del cambio; es decir, crearlo. El sistema de salud de los Estados Unidos se modificó rotundamente a finales de los 50, cuando un visionario fundó el primer hospital con ánimo de lucro. Hasta entonces, los hospitales habían estado en manos de organizaciones comunitarias locales o de beneficencia, que recaudaban fondos para financiarlos. Eso es iniciar el cambio. ¿Cuál es el secreto para lograrlo? Hay que eliminar la idea de que cambio es igual a amenaza, e incorporar a la cultura de dirección la siguiente pregunta: ¿qué oportunidades veo en los cambios? Le daré un ejemplo: en los años 20, los directivos de una papelera austríaca se preguntaron qué oportunidades podía ofrecer el desecho de su negocio central, y descubrieron que era una de las fuentes más ricas de productos químicos. De hecho, observaron que sólo el 12 por ciento de la pulpa se convertía en papel; el 80 por ciento restante era desecho que, como desperdicio industrial contaminante, se echaba a los ríos. Al declararse la Segunda Guerra Mundial se trasladaron a los Estados Unidos y compraron una pequeña empresa productora de papel en la costa este, en la que incorporaron la idea nacida en Austria. De más está decir que se convirtió en la compañía líder en su industria. Hoy, en cualquier papelera más o menos organizada, los químicos derivados de los desechos producen el doble de ganancias que el papel. Bastó con plantearse la pregunta correcta, pensar con seriedad la respuesta, y estar dispuesto a asumir el riesgo de tomar la delantera. José Salibi Neto © Gestión, 2004